La acondroplasia aparece como una mutación espontánea, que
tiene lugar por azar cada veinte mil nacimientos aproximadamente. Alrededor del
noventa por ciento de los niños con acondroplasia no tienen historia de ella en
sus familias.
La acondroplasia es causada, en el 97% de los casos, por una
mutación puntual debida a la sustitución de la Glicina 380 por Arginina en el
fragmento transmembranal del receptor 3 del factor de crecimiento fibroblástico
(FGFR3), aún cuando una mutación menos frecuente que también causa la
acondroplasia es la sustitución de la Glicina 375 por Cisteína.
FGFR3 pertenece a una familia de receptores estructuralmente
relacionados de quinasas dependientes de tirosina, y codificadas por cuatro
genes diferentes que originan múltiples variantes del receptor. Las mutaciones
en acondroplasia inducen activación excesiva del fragmento catalítico del
receptor, la quinasa dependiente de tirosina. El resultado es una elevada
actividad en las señales producidas por el receptor, originando una placa de
crecimiento defectuosa, en la cual las células no mantienen su patrón organizado
y, finalmente, no completan el proceso de diferenciación, lo que causa un
bloqueo en el crecimiento de los huesos.
La restauración del crecimiento normal en acondroplasia
podría, por lo tanto, obtenerse mediante la regulación específica de las señales
inducidas por el receptor en las células específicas dentro de la placa de
crecimiento, permitiendo, de tal manera, una ordenada y sincronizada elongación
ósea. Hasta el momento, no existe ningún tratamiento farmacológico para la
acondroplasia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario